viernes, 11 de noviembre de 2011


EL CAMINO QUE SIEMPRE INICIA
De la RESISTENCIA ESTUDIANTIL COLOMBIANA, hay tantas cosas que decir, que por su propia dinámica las palabras se deben recoger y revaluar para volverse a poner sobre el escenario. El movimiento estudiantil, como hace mucho, muchísimo tiempo, inunda las calles con jóvenes que marchan firmes y seguros hacia un objetivo concreto, pero cuya concreción se transforma. Alzando las banderas de la defensa de la Universidad pública las movilizaciones en todo el país hacen historia, verdadera historia. La generación del siglo XXI, muchas veces criticada por su indolencia con su entorno social, se levanta ante los aparatos de poder del Estado y decide que esta generación no es la que verá, al fin, privatizar la educación pública. Es más, esta generación sorprende con sus propuestas, con su visión amplia de la sociedad, pues con la lupa del conflicto por la reforma a la ley 30 de educación superior, los estudiantes a la postre planteamos una reforma esencial del Estado y pedimos que las decisiones políticas que aquel tome apunten al bienestar real de la población y no hacia el de un aparente crecimiento de los dueños del poder, no solo nacional, sino mundial.
En este escenario, es necesario tener siempre presente que la privatización de la Universidad pública colombiana comenzó hace mucho tiempo, y es un proceso paulatino en el que si bien no ha llegado a tener una injerencia visible del sector privado en las instituciones centrales que administran las universidades públicas, bien puede ver que se puede privatizar la educación aún con dinero y manejo estatal. Eso se ha hecho privatizando el modelo de educación, es decir, implantando políticas y estándares que permiten conducir los currículos y quehaceres de la universidad hacia el campo de los intereses privados, se diseña un aparato educativo para el capital, para sus necesidades, para sus exigencias, para su competitividad, se implantan sistemas de evaluación que mida las capacidades que estructura el mercado, se privilegia la investigación que precise la marcha de la economía nacional.
Así que llegado el momento histórico de asumir la reforma de la educación superior, el MOVIMIENTO ESTUDIANTIL COLOMBIANO, debe asumir el compromiso enorme que aceptó al movilizar compañeros estudiantes y otros sectores sociales de todo el país. Ahora ya no es suficiente con evitar la privatización financiera de la educación, sino que además es necesario devolver la UNIVERSIDAD PÚBLICA AL PUEBLO, luchando no solamente por el financiamiento de la educación, sino por defender su quehacer creador, crítico, alternativo. Es necesario cambiar el modelo de la educación superior pública y pasar de aquel que privilegia la formación de eficientes servidores del consumismo y mano de obra calificada para que sea contratada por la élite del poder, a un modelo que eduque para la vida real de los habitantes, diversos, cambiantes, creativos.
Por lo tanto hay que cambiar el lenguaje que el establecimiento le ha dado al tema; no podemos seguir pensando en términos como CALIDAD DE LA EDUCACIÓN, o  COMPETITIVIDAD DE LAS UNIVERSIDADES frente a los retos de la economía, ese es el lenguaje que le gusta al Estado colombiano y a partir del cual argumenta sus decisiones. En este punto es interesante retomar la idea de EXCELENCIA DE LA EDUCACIÓN pública, del profesor Carlos Medina de la UNIVERSIDAD NACIONAL DE COLOMBIA. La excelencia supera la calidad impuesta por los estándares de mercado, la excelencia toca inclusive la ética del estudiante universitario que debe plantear alternativas al modo de vida que comporta la sociedad, para defender el entorno y no para ayudar a que Colombia y Latinoamérica se convierta en “UN CONTINENTE DE CONSUMIDORES” como dijo Juan Manuel Santos en la cumbre de la ONU de 2010.
En el escenario que propone el gobierno colombiano para discutir el proceso de reforma hay que proponer coherentemente y ser firmes. El gobierno quiere llevar a los estudiantes a los escenarios de la diplomática política de pasillo, que no es más que un espectáculo mass mediático, para tratar de imponer sus objetivos, legitimándolos a través de las versiones parcializadas de los grandes comunicadores. Ante esa situación la UNIVERISIDAD y la sociedad DEBEMOS SEGUIR MOVILIZADOS, activos, informados y propositivos, porque si el gobierno y su Congreso de bolsillo no ven presión social, encienden sus oscuras maquinarias y arrasa con lo construido hasta ahora.
La Universidad pública es el campo de conocimientos, de siembra y de cosecha continua, de deliberación y critica permanente, de construcción sin límite y no puede desaparecer bajo los intereses de los poderosos, ni ceder ante las amenazas del gobierno.

sábado, 22 de octubre de 2011

EL MITO QUE ANDA

En las tardes, cuando el sol asoma sin obstáculo, 
la verdadera faz de los adalides se descubre
y lo queda de reverencia 
se impregna en sus ropajes de piedra